10/3/11

Hoy no es una buena noche..

Busco en el diccionario la palabra profesionalidad y la primera definición que aparece es "Cualidad de la persona u organismo que ejerce su actividad con relevante capacidad y aplicación". Y pienso en la importancia de ser profesionales en nuestro trabajo, sin importar tu profesión y de la necesidad de saber qué haces y cómo y por qué lo haces. Y me digo: Es cierto, pero no sólo importa la profesionalidad, también importa la ética. En la vida y en lo profesional.

Y yo que soy de esas personas que no puede dormir cuando cree que ha hecho algo mal, aún no comprendo como consiguen conciliar el sueño aquellas personas a las que no sólo su conciencia les dirá que actúan de manera equivocada, sino que son señalados con el dedo de quien defiende lo razonable y humano. (¿O es que hay alguien que puede venir de serie sin conciencia?)

Y escribo estas líneas antes de meterme en la cama, sabiendo que daré muchas vueltas antes de poder dormir. Pero la indignación, da paso a la decepción, regada con la extraña sensación de cuando te engañan como a un niño, y la desazón y la tristeza se me amontonan en el pecho.

Cierro los ojos y les veo. Y deseo que algún dios en el que no creo se apiade de esta situación o que alguna madre ponga una velita al santo de turno. Me queda confiar en que se alinearán los planetas y todo saldrá bien al final. Pero hoy no estoy para supersticiones, yo sólo creo en las personas (en algunas, claro) y me viene a la cabeza la cita que envíe hace poco por email: "No dudes jamás de la capacidad de tan sólo un grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos para cambiar el mundo. De hecho, siempre ha sido así" de Margaret Mead, y me la repito para que me de fuerzas.

Pero hoy no es una buena noche y mañana, lo sé,
no será un buen día.

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